Cuando te conocí, eras un pequeño polluelo, débil e indefenso, estabas a la intemperie, y parecía que moririas en cualquier momento.
Te recogí inmediatamente, te tomé entre mis manos, y te ofrecí mi atención para ayudar a recuperarte. Nadie sabía que tipo de polluelo eras, y a mi no me importaba, me encariñe contigo, y te convertiste rapidamente en el complemento de mi vida. Podía estar triste y aburrido, pero al verte, se que contaba con tu apoyo, con tu prescencia, y con el tiempo vi que eras una hermosa ave, mas hermosa que cualquiera de las vistas en mi vida. Te volviste fuerte, y volabas con facilidad.
Un día, por descuido, abri la ventana y la dejé abierta. Tomaste vuelo inmediatamente, y saliste al exterior. Que sufrimiento el mío, porque te ibas de mi vida. Te volviste ágil, y pronto te olvidarias de mí. No te volví a ver, sino esporádicamente, cuando observo la ventana y estás allí parada en un poste, mostrandome tu belleza y hermosura desde lejos, pero se que ya no puedo apreciarte mas de cerca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario